Las Yácatas de Tzintzuntzan una obra bien pensada
Una obra que tiene 500 años de vida.
Tzintzuntzan, Mich.- “La calidad, el ingenio y la gente que lo dirigía, era una obra de autoconstrucción para que durara”, así lo señaló José Luis Punzo Díaz, Investigador del Centro INAH en Michoacán, durante la entrevista que le otorgó a este medio por los trabajos de restauración e investigación a la Gran Plataforma de las Yácatas de Tzintzuntzan.
Dijo que los trabajos de restauración se debieron a que a partir de las lluvias atípicas que se registraron hace dos años, generaron una deformación en el muro de la Gran Plataforma, frente a la Yácata 1, que se fue incrementando con el tiempo, “se tuvo que desmontar toda la parte afectada del muro y que no se hacía desde la restauración de 1968”, indicó el investigador.
Señaló que con estos trabajos que tendrán una duración de un mes y que están por cumplirse en la primera semana de diciembre, se aprovechó para hacer un análisis de la estructura de la Gran Plataforma, que es la base de donde se encuentran las 5 Yácatas, por lo que descubrieron que tienen un gran ingenio y que fueron construidas para que duraran, pues ya son más de 500 años, de esta obra.
“Por primera vez tenemos la oportunidad de desmontar el muro y encontrar cual es el sistema que tiene la gran plataforma, es una estructura muy grande que necesitaba en como desaguar el agua de lluvia sin que hubiera daños a la estructura”, comentó Punzo Díaz, al referirse que la base o la Gran Plataforma tiene más de 1 millón de metros cúbicos de tierra.
Indicó que con esta restauración y a su vez investigación, encontraron un muro de más de 3 metros de base, “piedra bola y tierra que lo que generan es un filtro”, a ello se agrega que debajo de la superficie de la plataforma como a un metro 50 centímetros, hay una cama de piso de laja, que es la parte superior de un sistema que hace impermeable el fondo.
Comentó que después de la cama de laja hay otra cama, es un piso de arcilla, luegootro piso de ceniza que ya se analiza en el laboratorio y otro más de tierra que se conoce como charanda, que forma un espacio muy grande, a donde llega el agua y ésta escurre a las orillas, “eso hace que la base sea muy sólida”, indicó.
Lo atractivo de esta construcción es que para la época no se contaba con la tecnología, ni con animales de carga para hacer dicha obra, por lo que es todavía más interesante, el cómo de manera artesanal pudieron lograr una construcción de esta magnitud, “esta tan bien hecha”, finalizó el investigador del INAH.